Monday, April 6, 2009

Que la obra pulule en la boca de la gente

XIII.

A vender, sí, pero ¿Cómo? ¿Con qué plan? ¿A quiénes dar el texto? ¿Bajo qué condiciones? ¿Por qué a ellos y no a otros?

Ello tiene que ver con la promoción. Dar a conocer un escrito no es fácil, en tanto que no todas las obras son producto de personas reconocidas.

En consecuencia la editorial debe saber la forma para promocionar a su hijo, para presumirlo y, ¿qué mejor manera que diciendo: “este gran libro es genial porque bla... bla… bla…?"

Claro que quien dice ese “bla…” son personas especializadas, son críticos, son gente que saben de literatura u de otros temas, lo que conlleva que la sociedad haga caso a sus ideas.

Esas opiniones deben ir en el libro mismo; por lo regular se encuentran en la cuarta de forros. Otro plan para gritar al mundo sobre la relevancia de un libro es obsequiar ejemplares a profesores, a escuelas, etc.

Las presentaciones también sirven para que el escrito obtenga un comentario de una o de diversas personalidades que tienen un bagaje cultural sobre lo que dice la obra.

Por otro lado, anunciar, por ejemplo, una novela, antes de que salga, es un plan que puede rendir frutos, porque se crea una sensación de ansiedad en el público, quien desea que ya salga a la venta determinada título.

Un humano importante en la promoción es el vendedor, quien debe tener un gran poder de sugestión, con la finalidad de que el producto que vende sea comprado por una librería, una institución, etcétera.

Y para lograr que “alguien” desee adquirir una obra se necesitan de argumentos o de frases que lleguen a las emociones, es aquí cuando la publicidad impresa juega un papel importante.

Aclarar que la publicidad impresa también contiene envergadura por otras razones, verbigracia, el intentar que un mayor número de mujeres y hombres se acerquen a la lectura.

En otras instancias, es rescatable resaltar dónde va a publicarse un anuncio sobre “x” escrito, porque, no queda bien que se publicite un texto acerca de las bombas atómicas en una revista de vestidos de novias.

Incluso, a un tipo de personas no puede interesarles las bombas atómicas, pero sí otras temáticas, es aquí cuando entran las formas para conocer a un posible lector sobre algún tópico.

Para saber las preferencias de la gente es necesaria, entre otras herramientas, la investigación de mercado.

Una vez que se sabe quién es un receptor probable sobre un tópico, es entonces cuando se le intenta persuadir para que compre una obra. ¿Cómo se le intenta inducir?

Una forma es por medio de cupones, los cuales se envían a un público específico; a quien, por correo tradicional o electrónico, también se le manda infinidad de publicidad impresa.

Esa humanidad delimitada pueden ser directores de escuelas, funcionarios, bibliotecarios, maestros, entre otros.

Aparte de lo dicho, los carteles, en lugares muy concretos, son otra manera para promocionar un libro.

Las exposiciones son otra forma de presentar a la sociedad a un nuevo escrito y, por supuesto, la publicidad en sus diversas acepciones ayuda a que una nueva obra se dé a conocer.

Incluso, los premios de las empresas editoras, los banquetes y recepciones, las firmas de libros, las presentaciones en conjunto, son medidas para que el nombre de un texto comience a pulular entre la boca de la población.

¿Cómo vender¿A quién? ¿Con qué plan? ¿A quién regalar libros y a quién no? ¿Por qué? ¿Con quién asociarse? ¿Hacer exposiciones? ¿Dar banquetes?

Todo esto implica una labor llena de imaginación; una obra puede promocionarse de las mil formas que a una persona se le ocurran.


Referencia: Datus C. Smith: "9. Promoción: hacer que la gente desee comprar el libro", en: Guía para la publicación de libros, UdeG/ ASEDIES - México, 1991.

0 comments: