Friday, April 3, 2009

Al Vecino

Corre detrás del auto y no logra hacer que se detenga. Ella ve su espejo izquierdo y lo ve atrás de ella, muy atrás.

Tan lejos lo observa que piensa: "No pasa nada si meto un poco la reversa". Pero en ese "poco" va un dolor que se combina con coraje y miedo hacia esa persona.

El auto se acerca a él, quien ve cómo sus días están contados; veinte y recuerda la primera discusión; quince y evoca la primera cachetada; diez y piensa en la primera golpiza; uno, ve cuando se casa con esa mujer, que ahora lo atropella.

Ella no piensa en nada, sólo siente. Quiere mover el pie a otro lado, pero un pedazo de ella, en serio, quiere hacer esto, lo que ya acontece, lo que Al Vecino contempla.

"Sí, una mujer loca acaba de arrollar a su marido" Son las palabras que se oyen en un teléfono de la estación de policía.

Cuelga el aparato y va a buscar a su madre, para contarle su acción del día. Claro que olvida que ella es quien en este instante acaba de salir de un coche, el cual tiene sangre en las ruedas, porque...

La memoria regresa al chico, que tiene de apellido: Al Vecino; enloquece y cae desde un tercer piso, a los pies de su progenitora y al lado de su padre.

La fémina regresa a su automóvil, aprieta una palanca que abre la cajuela; de ella saca un caja pequeña. La tira al suelo y aparece un arma; recoge el cartucho que está cerca de la pistola, la coloca a punto y de repente, después del estruendo, el silencio se apodera de la calle.

Para cuando el señor los encuentra ya es demasiado tarde. Desde entonces nadie camina por la cuadra: "Al Vecino".

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