Wednesday, March 11, 2009

El Corrector

VII.

"Ahí está el manuscrito ¡Ya quiero mi libro!".
Por mucho que un autor exprese una frase como la anterior, es necesaria una persona en el proceso de producción quien se encarga de revisar el texto y descubrir posibles errores dentro del mismo: el corrector.
Las fallas están dentro de las siguientes categorías: legilibilidad, unificación, gramática, claridad y estilo, veracidad de la información, propiedad y legalidad y algunos detalles de producción.

.La legilibilidad se refiere a que un texto se entienda sin necesidad de prestarle demasiada atención y si no es el caso, el corrector tiene todo el derecho de devolver el escrito a su dueño y pedirle que lo escriba de preferencia mecanografiado.

.La unificación remite a una total coherencia entre ideas bien expresadas; aquí entra la ortografía, la puntuación, las abreviaturas, las formas alternativas de una palabra y saber en qué ocasión usar cada una de ellas, la uniformidad entre tablas, gráficas y anotaciones de pie de página, etcétera.

.El corrector también tiene la responsabilidad de enmendar los fallos gramaticales, ¿y cómo se descubren? Con un amplio saber de diversos idiomas . Por otro lado, el estilo es otra característica a la que se le debe prestar atención y en el caso de textos de escritores de literatura es relevante tener una táctica para que ellos se den cuenta, casi por sí solos (algo muy difícil), de sus desaciertos. Es por lo anterior que un corrector debe ser un excelente diplomático.

.La veracidad de la información implica un gran bagaje cultural por parte del corrector, para que logre detectar pequeñas erratas de datos y / o hechos. Y si tiene duda de alguna afirmación es mejor indagar el contenido de la misma.

.La propiedad y legalidad tienen que ver con leyes y en general con el Derecho, tal es el caso de revisar la no violación a los derechos de autor de otros creadores o de empresas editoriales. Incluso, aunque una ley no esté vigente en un país se debe respetar a los demás competidores del mercado para que, verbigracia, la reputación de una industria no decaiga.

Y como en las demás ramas del proceso editorial, las actividades del corrector se pueden empalmar con las de algunos detalles de producción: tiene la responsabilidad de que el escrito esté cien por ciento completo, debe decirle al tipógrafo el tamaño y el tipo de letra, el espaciado, entre otras instrucciones.

Por último, cabe decir que el corrector usa como herramientas de trabajo, la imaginación, la inteligencia, el saber de diversos tópicos; lápices, tijeras, pegamento, libros de consulta, diccionarios, enciclopedias y otros medios de consulta también son necesarios.

En síntesis, el humano que exime las erratas del autor es uno con gran diplomacia, conocimiento acerca de las lenguas y de la cultura, un buen investigador, un mundo de ideas y sobre todo un sujeto cercano a un autor.

Sin el corrector un texto no pasa de ser ideas con varios errores, porque para un "creador" literario su obra siempre es perfecta, por ello es necesario un agente externo.

Datus C. Smith: “5. Corrección del manuscrito”, en: Guía para la publicación de libros, UdeG/ASEDIES-México, 1991.

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