Friday, February 13, 2009

Vasto

Nada, nada; está en medio del océano y la movilidad se le va y las ideas la atormentan. ¡No! Grita ella al caer la primera gota y el agua que la cubre, casi en su totalidad, comienza a ondear y ella lanza otro ¡No! Desesperado.
El sudor recorre su cuerpo y es visible en su cara, en sus expresiones; la lágrima casi no se percibe, el ruido de lo Vasto no quiere escuchar sus lamentos y su fin. Sí, su fin: el arma flota, aparece un corro de líquido rojizo, en derredor nada se escucha.
Vasto ya extraña a aquella mujer descocada, quien mancha su baño.

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