Monday, February 23, 2009

En el transporte

En sus ojos refleja el fastidio del día. Está apoyada contra el barandal y ve hacia ninguna parte; está perdida y presente; nadie la encuentra y todos pasan de largo: la prisa gana campo a la curiosidad.
Mueve la mano y hace fuerza; el frenón es demasiado prolongado, va a dar hacia enfrente donde una mochila detiene su paseo y la regresa a su lugar de origen.
El tubo llega más allá que sus ganas de seguir ahí; desea el hogar, la cama, comida y la cama. Faltan dos cuadras y se prepara para descender, sabe que el viaje casi termina y eso la alegra; sonríe.
El último minuto pasa corriendo y gana el juego contra la apatía y la mujer ve su unidad, de color rojizo y esto incendia su ánimo y baja del camión. Se dirige a un enrejado y se pierde entre los gigantes de cemento que engullen la desidia de la gente y la transforman en felicidad.

Y así como ella llega a su destino otros apenas comienzan su travesía envueltos en un virus de cansancio o de burbuja alegre. Cada quien vive como quiere su odisea en el transporte.

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